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viernes, 11 de octubre de 2013

Capítulo 13. Vecinos.

Silene.

Me senté en la cama, con las piernas cruzadas sobre las mantas, recordando la canción de Derek sobre Amy.
Cada vez me daba cuenta de lo buena persona que era él. Tan cariñoso, amable y dulcemente tierno, divertido y simpático. Sonreí al recordar el entusiasmo de su madre. Ella era una dulzura de mujer, muy atenta y tan cariñosa como su hijo. Era divertida, una de esas madres que perfectamente podian ser las mejores amigas de sus hijas.
Cerré los ojos tumbándome, pensando que con mi madre había sido todo lo contrario.
Con ella era todo entrenar, practicar y más entrenar. Nunca se comportó como una verdadera madre, nunca me preguntó si necesitaba hablar de algo, nunca me abrazó, o simplemente nunca habló conmigo nada más que del entrenamiento, porque en el mundo Oscurix todo era frío, oscuro y sin sentimientos aparte del odio y rencor. Y yo, como su hija, tenía que dar lo mejor de mí para no avergonzar a una de las más importantes guerreras del mundo, por lo que siempre estaba esforzándome hasta el límite, intentando que mi madre se sintiese orgullosa de mí.
Porque eso era lo que más me importaba. Yo estaba trabajando duro por ella, para que sintiese orgullo de su hija, y no asco, o vergüenza. Para mí era lo único que imortaba, pues ella siempre me criticaba, y yo quería que en verdad estuviese orgullosa de su hija. Y si para eso era necesario llegar hasta el punto de matar....
Suspiré pesadamente mientras intentaba olvidarme de ese mundo del que cada vez me sentía menos identificada.
Para cualquier otra persona de Oscurix, que lo eligieran para una misión tan importante como esta, sería un orgullo y estarían encantados de estar en mi puesto, pero para mí no.
Había comenzado a sentirme más humana, identificada con este mundo. Le había cojido incluso cariño al lugar, a las personas.
En Oscurix, yo me sentía fuera de lugar, excuída, una rarita, como si fuese de otro mundo. Pensaba que yo no estaba hecha para eso, pero aún así me callaba y seguía esforzándome.
Fue una melodía la que me sacó de mis pensamientos, haciendo que girara mi cabeza en busca del lugar de donde provenía.
Cuando observé por la ventana, comencé a reir a carcajadas mientras observaba a Vick.
Éste se encontraba saltando en su habitación, con la música a todo volumen. Era gracioso verlo, con su pelo rubio desordenado que se movía de un lado a otro, como su cabeza, al rito de la música, mientras él movía sus brazos y su cuerpo, intentando bailar, aunque estaba claro que eso no era lo suyo.
-Está loco-susurré para mí misma, sonriendo y viéndolo, mientras negaba con la cabeza, divertida-. Como una cabra-añadí mientras él seguía con su baile.
Cojí un papel de una libreta, y con mi bolígrafo verde escribí una nota.
Después, abrí mi ventana y la lancé, haciendo que con la ayuda del viento el papelito callese en el suelo de Vick.
Este, dos minutos después, mientras bailaba, se dio cuenta de la nota que reposaba en el suelo. Con el ceño fruncido la cojió, leyéndola.
"Debes mejorar tus pasos de baile, Vick. Y, por favor, baja el volumen de tu música.
Tu vecina, Silene"
Su rostro comenzó a cojer un tono rojizo cuando se dió la vuelta, mirándome, mientras yo lo saludaba con la mano, sonriéndole apollada en el alféizar de la ventana.
-Mierda-lo escuché murmurar antes de correr hacia el reproductor de música apagándolo.
-Veo que al fin te diste cuenta, querido vecino-saludé entre carcajadas.
Él enroceció aún mas, agachando la cabeza y murmurando cosas que no pude escuchar.
-Oye, ¿que te pasa en la cara?-pregunté bromeando-. Creo que tienes algo rojo justo...¡por toda ella!
-Ya te vale, Silene-murmuró él tan rojo como un tomate.
-Lo siento, lo siento-contesté aguantando la risa-. Pero es que tus intentos de bailar son muy graciosos.
Él aguantó una pequeña sonrisa mientras cerraba la ventana después de murmurar un "como si yo no oyese tus ronquidos".
-¡Oye!-protesté-. ¡Yo no ronco!
Vick,después de unos minutos en los cuales desapareció de mi vista, abrió la ventana enseñando unos pequeños tapones entre sus manos.
-¿Sabes para qué es esto?-dijo sonriendo burlonamente-. Para poder dormir sin escucharte.
Yo abrí la boca de par en par, sorprendida por la audacia de ese chico y su manera de burlarse de mí, sin tenerme miedo.
-Eres un cabrón-murmuré sonriendo antes de cerrar la ventana-. Ah, por cierto. Cerca de aquí hay una escuela de baile, apúntante, quizás puedas mejorar un poquito-contraataqué.
-Lo haré-contestó él con indiferencia-. Y tú ve a un médico, tus ronquidos no son algo normal- añadió cerrando su ventana.

Cojí un paquete de palomitas del armario, metiéndolo en el microondas para quentarlo. Mientras, busqué en la televisión alguna película para poder ver.
Estaba aburrida, y habían pasado horas desde el encuentro con Vick. El cielo era ahora completamente negro, con sus estrellas y la luna. No tenía sueño, por lo que había decidido buscar una película en la televisión, para verla mientras me atiborraba a palomitas.
No era muy divertido, pero lo suficiente como para no aburrirme.
Cuando el microondas pitó, me levanté del sofa donde me había sentado mientras buscaba entre los canales, para volver a la cocina, donde cojí el paquete y vacié el contenido en un recipiente. Después caminé de vuelta al salon donde me senté de nuevo en el sofá, mientras probaba las sabrosas palomitas y reeprendía mi búsqueda en la televisión.
Cuando me cansé de buscar sin que mi búsqueda diese resultado, dejé en una canal para niños pequeños, viendo como comenzaba "Bob Esponja".
Entretenida, dejé en ese programa viéndolo mientras me zampaba las palomitas.
Después de aproximadamente una hora viendo la televisión, media adormilada, subí las escaleras hasta llegar a mi habitación, donde cojí mi pijama y entré en el baño para ponérmelo.
Cuando salí, observé una notita en el suelo, al lado de mi ventana.
La abrí sonriendo, sabiendo perfectamente a quien pertenecía.
"Querida vecina, procura no roncar mucho esta noche, por favor.
Saludos, tu vecino Vick"
-Será cabrón el tío-susurré mientras veía por la ventana, observando como entraba en su habitación con una sonrisa de ojera a oreja.
-He perdido uno de los tapones, por eso-dijo él.
-¿Fuiste a apuntarte a clases?-pregunté.
-No, hoy estaba cerrado-contestó él-. Pero tranquila, iré mañana-después me guiño un ojo antes de meterse en su cama.
Sonreí negando con la cabeza antes de meterme en mi cama, para después de media hora entre vuelta y vuelta, quedarme profundamente dormida.

3 comentarios:

  1. El capitulo ah sido perfecto no me ah gustado me ah encantado la verdad , silene no me parece tan mala para ser una oscurix es bastante humana se ve que aprecia a derek y que su madre le ah gustado bastante ademas al saber que la relacion con su propia madre no es muy buena me ah dado un poco de pena , ver como silene y vick se metian el uno con el otro me ah encantado se ve que entre ellos dos hay algo especial aun que sean de los vandos contrarios se que sienten algo el uno por el otro y que pese a todo su rencor se atreven a bromear entre los dos como si fueran amigos de toda la vida y dios mio vick bailando que bueno si veo a mi vecino bailando a si llamo al 112 por que eso no es bailar es darle un ataque epileptico jajaja !! Espero poder leer pronto el siguiente .

    P.d : soy la de el tuenti ariella montero

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  2. Jajajajaja me encanta el pique que tienen Silene y Vick, que ricas tenian que estar esas palomitas ^^, siguiente

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  3. Hola cielo. Me ha encantado este capítulo. Ha sido muy divertido lo que hacen de picarse Vick y Silene. Lo que me he reído. ¿Silene ronca? jajajaja Ya tiene que ser fuerte para que lo oigan en la casa de al lado. Como mola!!

    Me diste hambre de palomitas!! A ver si un finde me hago yo unas palomitas y veo una peli en mi habitación.

    Un besito muy grande y espero con muchas ganas el siguiente.

    Dulce Amor <3

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