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sábado, 28 de septiembre de 2013

Capítulo 11. Por ellos.

Yulem.

-Vick-lo llamé.
El bosque se alzaba imponente ante nuestros rostros, con sus altos árboles y su maleza, toda repleta de verde.
-Vamos allá-suspiró mi hermano, colocándose de nuevo la mochila mientras comenzaba a caminar hacia el bosque.
-Espera-dije antes de alcanzarlo y posar mi mano en su hombro-. Déjame ir a mi primero-añadí.
Él me observó y asintió comprendiendo que estaba en una de esas veces donde quería protegerlo de todo lo malo que le podía pasar.
Desde que nuestros padres habían muerto, yo sentí la necesidad de cuidar a mi hermano pequeño. Aunque fuese por unos minutos, el era el pequeño e indefenso Vick,y no quería que nada malo le pasase, quería protegerlo ante todo y todos porque apesar de todas nuestras peleas tontas, burlas, e idioteces, lo quería y era demasiado importante para mi como para perderlo a él también, y Vick lo comprendía perfectamente, porque yo sabía perfectamente que si él fuese el mayor, hubiese hecho lo mismo.
Me adentré en el bosque sin saber muy bien que camino tomar. La maleza era bastante espesa, impidiendo que abanzáramos a un buen ritmo, entorpeciéndonos mientras el silencio se hizo presente ante nosotros.
Caminamos un buen rato por el bosque con el sonido de nuestros pasos de fondo, mientras cada uno estaba enfrascado en sus pensamientos.
-Yulem-dijo mi hermano al cabo de un rato.
Me giré procupado por que le hubiera pasado algo malo, pero solo lo vi mirarme fijamente antes de que se abalanzara sobre mi en un abrazo.
-Gracias por cuidar de mi-susurró sin soltarme.
Respondí a su abrazo sorprendiéndome de lo que acababa de ocurrir. Hacía años que no habíamos hecho algo tan simple como abrazarnos, ni hablar sobre nuestros sentimientos y pensamientos.
-No debes de darme las gracias, Vick. Eres mi hermano, por nada del mundo permitiría que te ocurriese algo a ti también-respondí en un susurro sin separarme de él.
-Eres un gran hermano, Yulem-murmuró el separándose-. Aunque no te lo diga muy a menudo-dijo soltando una sonrisa-,eres el mejor hermano que nadie pudiese tener.
-Oh venga, no te pongas cursi ahora-bromeé mientras reía.
Vick sonrió agachando la cabeza. Al levantarla, su ronstro se veía serio y paré mi risa de golpe.
-Papá y mamá estarían orgullosos de ti-contestó mirándome a los ojos.
-Y de ti tambien, Vick. Y de ti tambien-susurré sin dejar de mirarlo a los ojos.

Vick se sentó en una de las piedras del pequeño descampado donde nos encontrábamos. Le seguí, hasta posar la mochila en el suelo y sentarme en otra piedra.
Observé a mi hermano cerrar los ojos, antes de comenzar a susurrar una melodía, que reconocí al momento. Él comenzó a cantarla, y yo le seguí.
" Llorando los niños duermen. La cuna vieja se mueve. Con la historia de los duendes de la luz.
Si el niño llora, todo se para.
Pero si el sonríe, la luz brilla.
Sólo hay que pensar que todo va a cambiar. Que la libertad está en el corazón.
Cuando un niño llora es cuando más sueños aparecen, en su interior. Sólo hay que verlos para iluminarlos.
Los niños lloran, la luna brilla, con el blanco roto de la villa.
Hay que conseguir que el niño pare, pero eso sólo, sólo puede hacerlo su madre.
Mis niños duermen con la luna, sus sueños parecen felices, ya que ninguno llora.
Mis niños sonríen para que su madre, dormir tranquila, una noche más, pueda y ella misma pueda soñar"
Terminamos la canción, ambos con los ojos cerrados recordando el momento en el que nuestra madre nos la cantaba. Ella tenía un don para eso, su voz era hermosa y ella siempre estaba cantando, o murmurando canciones.
Recordé que ella siempre nos la cantaba cuando estábamos tristes o cuando no podíamos dormir. Era una canción que me recordaba a nuestro mundo, a Lumix, a nuestra madre. Ella era una gran persona que no se merecía una muerte tan cruel. Siempre llena de alegría y cantando, era una persona que con solo verla te alegraba. Ella era nuestra madre, ahora muerta.
Me acerqué a mi hermano que sonreía tristemente. Al llegar a su lado, estiré mi brazo mirándolo y, cuando él agarró mi mano, tiré de él hasta levantarlo.
Lo abracé con fuerza, sientiendo como sus brazos me rodeaban y reposaba su cabeza en mi hombro.
Su cuerpo tembló un momento antes de sentir un escalofrío recorría el mio.
Escuché un sollozo proveniente de Vick y aferré mis brazos más fuerte sobre él.
Hechábamos de menos a nuestros padres. Ellos eran demasiado importantes para nosotros, y ahora que no estaban a nuestro lado nos hacían muchísima falta.
No éramos tan fuertes como aparentábamos. Éramos seres débiles, no podíamos aguantar mucho más así. Ellos nos hacían demasiada falta, eran muy importantes para nosotros.
Había escuchado muchos días los sollozos de mi hermano encerrado en su habitación, y siempre reprimía los impulsos  de correr hasta él y abrazarlo intentando que se calmara. No soportaba ver a mi hermano sufrir, era algo que me superaba.
Pero yo no estaba mucho mejor. No lloraba, pues tenía que ser fuerte por y para mi hermano, para poder cuidarlo.
Pero esa vez no pude aguantarlo más, y mientras una lágrima recorría mi cara, juré que vengaría la muerte de mis padres.
Por ellos, esas magníficas personas que habían dado su vida por nosotros. Por ellos, iba a seguir adelante junto a mi hermano. Solo por ellos.
-Vamos, Vick-susurré-.Tenemos que ser fuertes. Seguir adelante.

1 comentario:

  1. Hola cielo!! Me ha encantado el capítulo, pero, eso sí, me he puesto muy tristona porque son unos chicos con un corazón enorme y no se merecían que les arrebataran a sus padres, que son irremplazables en su vida.

    Espero con muchas ganas el siguiente capítulo, que siempre me dejas intrigadísima.

    Un besito gigante,

    Dulce Amor Rodríguez Rodríguez <3

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